El turismo rural en Almería, una buena oportunidad de negocio

Almería, rodeada por el oeste por la sierra de Gádor, por el norte por la Sierra de Alhamilla, por el este, el valle y el delta del río Andaraz, y que culmina en la sierra de Cabo de Gata, se abre al sur a una gran bahía sobre el Mediterráneo. Un paisaje semejante es ideal para el turismo rural, y conscientes de ello, cada vez más almerienses se deciden y emprenden con un negocio de turismo rural.

Su impresionante geografía, su animada vida nocturna y su enorme patrimonio artístico y cultural, han convertido a esta provincia en el destino preferido de millones de turistas desde hace décadas, y no es de extrañar, porque la ciudad ofrece multitud de posibilidades diferentes: ocio, cultura, diversión, fiesta nocturna, terraceo, espectáculos y multitud de actividades acuáticas y terrestres.

La Alcazaba, la Torre de Jairán o la torre Cárdenas, son solo algunos ejemplos de la riqueza histórica que encierra Almería, una ciudad en la que han convivido diferentes culturas, y que evidentemente queda reflejado en toda la arquitectura de la misma. Otros lugares de interés turístico serían, la Casa de las Mariposas, la Rambla de Belén, la Plaza de la Constitución, el parque de Nicolás Salmerón o el Paseo de Almería. Y sí, es lo que parece, estoy intentando convenceros para visitar esta preciosa ciudad en la que acabo de abrir un pequeño negocio de turismo rural.

Tras quedarme en el paro, volví a Almería, pero no tenía ganas de buscar trabajo ni de incorporarme inmediatamente a la vida laboral, así que decidí esperar y tomarme un descanso. Así que me trasladé a mi casita, herencia de mi abuela, en Sierra de Gata, respirar aire puro y relajarme un poco. Llevaba millones de años trabajando sin descanso y estaba harta. Estaba tan a gusto que no quería regresar a mi rutina, pero el dinero empezaba a acabarse, así que pensé, ¿Por qué no rehabilitara la casa y convertirla en un negocio de turismo rural? Y así lo hice. La planta baja, la habito yo, y en la parte de arriba, y separada, alojo a mis inquilinos e inquilinas. Y la verdad es que me va de maravilla.